En orden de mantener una posición política que permitiese estabilidad con los otomanos, los nobles húngaros de Transilvania bajo la dirección del príncipe Juan Segismundo Szapolyai (1541-1571), también conocido como Juan II de Hungría, hijo del rey Juan I de Hungría (1491-1542), sancionaron un edicto que reconocía al catolicismo, calvinismo, al luteranismo y unitarismo como confesiones cristianas aceptadas y respetadas.
Cristianos protestantes lideraron la lucha para abolir la esclavitud en el Reino Unido y los Estados Unidos en el siglo XIX. Los católicos romanos en Polonia y los luteranos en Alemania oriental estuvieron a la vanguardia de la lucha contra el autoritarismo a finales del siglo XX, y los católicos romanos en América Latina presionaron por la justicia social a través de su «teología de la liberación».
Si bien la mayoría de los defensores de la LROC no limitan su atención a una minoría específica, muchos consideran que la protección de los derechos de las smallías religiosas es una parte esencial de la LROC. Y sí lo es. Sin embargo, a pesar de la importancia de los derechos colectivos, la LROC es ante todo un derecho de los individuos a practicar o no practicar su religión o creencia de la manera que elijan, incluso cuando esto va en contra de la ortodoxia del grupo o la comunidad religiosa a la que pertenecen.
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Sin embargo, no hay ninguna evidencia de que los creyentes sean más vulnerables que otros, como puede ser un nacionalista respecto a sus símbolos nacionales, un ecologista respecto a la protección de la naturaleza o los propios defensores convencidos de que la libertad de expresión es su seña de identidad. Es el caso de tantos periodistas europeos que se han visto atacados por miembros de confesiones religiosas que se han sentido ofendidos. Un terreno resbaladizo
Aunque este nuevo interés en el que alguna vez se llamó “el derecho huérfano“ es bienvenido, también plantea algunos desafíos. En nuestro informe, The Intercontinental Promotion of Freedom of Religion or Belief: Sketching the Contours of a typical Framework (La promoción internacional de la libertad de religión o de creencias: esbozar los contornos de un marco común), presentamos recomendaciones sobre formas significativas de responder a estos desafíos.
Por otra parte, los grupos religiosos pueden determinar la forma de participación política de acuerdo a la ley dentro de sus propios esquemas orgánicos.
En quinto lugar, la promoción de la LROC debe estar integrada en los esfuerzos para promover la democracia, el desarrollo y la consolidación de la paz, y no separada de ellos. Es evidente que los conflictos violentos, la pobreza y la desigualdad, las instituciones estatales débiles o autoritarias, el nacionalismo religioso (o el ateísmo estatal) y las culturas de intolerancia y exclusión contribuyen a las violaciones de la LROC.
La historia de la evangelización cristiana lo atestigua, también a través de la iniciación de procesos y cambios sociales de importancia universal. Estos testigos de la fe son motivos justos para la admiración y el seguimiento por parte de los creyentes, pero también para el respeto por parte de todos los hombres y mujeres que se preocupan por la libertad, la dignidad y la paz entre los pueblos. Los mártires resistieron la presión de las represalias, anulando el espíritu de venganza y violencia con la fuerza del perdón, el amor y la fraternidad".
Una forma de 'totalitarismo blando', podría decirse, que nos hace particularmente vulnerables a la propagación del nihilismo ético en la esfera pública".
A nivel histórico y cultural, los conflictos sociales y éticos derivados de las diferencias religiosas han sido, y aún continúan siendo, una fuente de discriminación e intolerancia religiosa.
Para explorar conexiones que podrían resultar positivas entre las religiones y los derechos humanos, en 2017 la Oficina de Derechos Humanos de la ONU lanzó una iniciativa llamada "Fe por los Derechos" para involucrar a los líderes religiosos en un esfuerzo por construir sociedades en paz que defiendan la dignidad humana y la igualdad, y abarquen la diversidad.
El Papa Francisco subraya que la libertad religiosa no pretende preservar una "subcultura", como quisiera "un cierto secularismo, sino que es un don precioso de Dios para todos, garantía básica de cualquier otra expresión de libertad, baluarte contra el totalitarismo y contribución decisiva a la fraternidad humana". Por eso, "Francisco presta gran atención a los numerosos mártires de nuestro tiempo, víctimas de persecución y violencia por motivos religiosos, así como a las ideologías que excluyen a Dios de la vida de las personas y de las comunidades.
[15] Por otra parte, Ofelia Miriam Ortega Suárez, la presidenta del Consejo Mundial de Iglesias para América Latina y el Caribe, sostiene que desde que el régimen ganó el poder con la revolución, el pueblo ha ganado en dignidad, "que en Cuba da derecho a decir lo que pensamos, actuar como queremos".[fifteen]